lunes, 11 de octubre de 2010

Una Costa Rica Bri Bri

Desde que con Mónica Quirós tuvimos la oportunidad de conocer y acceder a una comunidad de mujeres Bri Bri, en la Municipalidad de Talamanca, cerca de la frontera con Panamá y frente al mar Caribe, Costa Rica se nos ha abierto a su complejidad nuestroamericana, indígena y negra, antigua, calculable en miles de años de cultura.
No es que no nos interese la Costa Rica socialdemócrata que ha dado a Mesoamérica el único país de la región con seguridad social, medicina pública, agua potable y un real acceso a la educación para todas y todos. No es que no nos interese la Costa Rica de los derechos humanos, en particular la de los esfuerzos de Alda Facio para que los derechos humanos de las mujeres sean reconocidos como derechos que todas y todos deben respetar. Sabemos como las mujeres y los hombres de Costa Rica que estos 60 años pueden ser borrados de la historia si no se defienden de las consecuencias de los Tratados de Libre Comercio (TLC) y la economía de explotación global que su gobierno acaba de suscribir.
Lo que nos sucede es que la Costa Rica que se nos hace más interesante es el fruto de 5000 años de historia, la Costa Rica que se ha ido conformando por poblaciones chibchoides que han desarrollado una rica cosmogonía y complicadas relaciones socio políticas, económicas, ecológicas y sexuales entre clanes de filiación matrilineal fundados por Sibú, el dios creador y heroe cultural que partió en dos unas cuantas semillas, semillas de clanes matrilineales que según su ubicación pueden casarse entre sí o tienen prohibido el cruce sexual, según un complicado código de incestos sociales.

Con Helena hemos llegado a la Municipalidad de Talamanca para pasarnos unos días de descanso en Puerto Viejo. A los tres días estamos recuperadas y salimos a primera hora hacia BriBri, uno de esos pueblos nuevos nacidos de las reagrupaciones indígenas en tiempos de modernización. A pesar de la naturaleza que la rodea la aldea grande de Bri Bri no es más que un lugar inhóspito con dos o tres restaurantes, un internet café, jovencitas que pasean agarradas del brazo, una oficina de la Cruz Roja y una de la policía. Nada excepcional, más bien caliente, poco agradable para quien como yo no gusta de sudar.
Pero............
 De ahí nos dirigimos a un cruce del río grande, ese Telire que tanta importancia tiene para este pueblo de agricultoras y navegantes.
Y sí, en panga cruzamos a la Reserva Bribri de Talamanca, con sus 43.690 hectáreas de las que 65% son posesión indígena (lo que en México llamamos propiedad comunal). Aquí unos 6.500 habitantes viven en la cuenca del río Sixaola, en asentamientos de nombres sonoros: Sipurio, Suretka, Amubre, Sepecue, Shiroles, Bris, Katsi, Atalanta, Urén, Coroma, Soró Kichá, Vesta, Chase, Talía, Paraíso, Sixaola, Piedra Grande, Watsi, Fields, Telire, Bordon, Concepción de Atalanta, Akberie, Bratsi, Mojoncito, Shiroles, Lari.... 

En Suretka cruzamos el Telire. La panga debe esforzar al máximo su motor de 40 caballos para que el río no la arrastre. El telire está en llena. Las mujeres del Centro de Capacitación Iriria Arakorpa U, en cuya casa de Amubre dormiremos,  todavía recuerdan cuando hace tres años se llevó casas, comunidades, fincas familiares y esos cultivos colectivos que un grupo había iniciado hacían unos quince años, sembrando árboles de cacao, de plátano, de banano, y un poco de arroz, maíz y frijolles. Todo orgánico: las bri bris están orgullosas de ser mujeres y de ser amantes de la tierra niña, de Iriria, que es mujer y con la que comparten la esencia. No le tienen miedo al trabajo físico, saben manejar el machete, sembrar, sudar al sol, y no le tienen miedo a cargar pesas, transportar árboles, manejar pangas y tractores (que aquí se llaman ¡chapulines!).
El Telire está vez no se va a desbordar. El clima es de cerca de 30 grados, muy húmedo, pero no las grandes amenazas de lluvia han pasado.

Para el día siguiente, en Amubre nos invitan a una reunión de mujeres en la comunidad de Shuabb. Vamos con compañeras feministas de la Universidad de Costa Rica. A las 6 de la mañana tomamos un bus  para volver a cruzar el Telire, de ahí en bus subimos a una casa de la comunidad de Bambú donde dejamos la mochila. La casa es de un hombre que con 15 personas de su clan ha organizado el centro turístico indígena y ecológico de Ditsöwoü, que significa Encuentro de Culturas en lengua bribri. El centro puede hospedar desde una hasta 75 personas en ocho palapas de techo de suita, una especie de palmera de hoja grande, y de pisos de chonta y de jira, más algunas maderas de aprovechamiento, es decir maderas recicladas de las que lleva el río en sus crecidas o las que ruedan con las lluvias desde los montes. Por 40 dólares se come tres veces al día comida bribri, se duerme y se pasea bajo las estrictas reglas de una "ética turística" que implica la bienvenida de las y los visitantes y el respeto que éstos le deben a los lugares donde son conducidos por guía indígenas, mujeres u hombres: caminatas hasta cascadas, cultivos, montañas, a pie, a caballo.... Turismo indígenas en un paraiso terrenal invadido de miles de bichos picadores. Por favor, nada de Aután y productos no compatibles; de todos modos hay cremas y ungüentos locales de mejor calidad.
El tursimo indígena impone que todo se comparta y los beneficios que Ditsöwoü genera van en beneficio a los proyectos de defensa ecológica de la región, a las escuelas de Bambú y al sostén de actividades culturales.
De Bambú caminamos una vez más hasta el río Telire. Llegar en panga hasta aquí nos hubiera costado dos horas de remo. En el río nos espera Marivel Iglesia, una especie de amazona bri bri de rostro firme, cuerpo delgado y fuerte, capaz de cargar un árbol y de cortar matas de banano con u n sólo machetazo. Se ríe, llama, organiza, pone sobre aviso, cuenta, todo con la aceptación de las demás.Con las otras mujeres que en los últimos años se han organizado para la defensa de sus derechos económicos y el derecho a una vida sin violencia en la pareja y la comunidad, nos ayudan a cruzar en panga a remos el río. El remero, un hombre anciano, empuja el barquito escarbado en un único tronco por las orillas del río y luego lo empuja hacia el centro para lograr cruzarse más o menos a la misma altura de donde salimos en la otra orilal.
Caminamos otra hora hasta Shuabb. En la escuela, el taller sobre los derechos de las mujeres es un éxito. Junto con la psicóloga de la Universidad de Costa Rica, als mujeres Bri Bri han organizado dinámicas de reconocimiento de sus derechos y los nombran comprometiéndose a defenderlos unas para otras.
La comida es espléndida, a base de "rabo de mono", algo que a pesar del nombre y para mi suerte de vegetariana resulta ser una hierba ene spiral con un sabor delicioso, lejanamente semejante al espárrago, pero mejor..... Claro, no podía faltar el chancho. me miran como si estuviera loca cuando explico que no como ninguna carne, que para comer no necesito matar!!!
Aquí como en los mejores restaurantes de México, Roma, Buenos Aires o Nueva York eso de depositar cadáveres de animales en el plato es una costumbre reprobable. 
pero volvamos a las y los Bri Bri:

Por su familia lingüística pueden ser clasificados como una nación Chipcha-Talamanca-Bribri, con los dialectos de Salitre-Cabagra, Amubre-Katsi, y Coroma. La lengua Bribri es muy cercana, pero a veces no mutuamente inteligible al cabécar, la lengua de un pueblo cercano, con el que comparten aspectos culturales.  También se relaciona con las lenguas Guatuso y Teribe.

El nombre Bribri quizá se derive de la palabra “valiente” en bribri, que se escribe dri-dri y significa literalmente duro-duro, lo que se equivale en significado a fuerte o valiente. No es un nombre antiguo, quizá se use sólo desde el siglo XIX, y antes este pueblo se llamara más simplemente Talamanca, como la región en la que viven.
Las mujeres y hombres bribris fueron conocidos por los conquistadores y colonizadores hispanos por el nombre de cada uno de sus clanes de filiación. Éstos se dividían territorialmente y los españoles los consideraron pueblos distintos.  El nombre Ara, que una vez fue aplicado a parte de la población de Talamanca, puede ser de origen bribri, por el parecido que en esa lengua tiene con aLà (hijo) y con alá (trueno) siendo la L un sonido bribri algo semejante a la r del español (esa r tan rara de las y los ticos que a primera parece hacerlos hablar como gringos....)
Hay zonas como Duy, en las partes limítrofes entre Costa Rica y Panamá, cuyo nombre puede derivarse del bribri dài (puro barro). Y sí que hay barro!!!

Las y los bri bris hoy son poco más de 10 mil personas que viven en la cordillera de Talamanca que abarca la Vertiente del Atlántico, así como la del Pacífico.
En el lado Atlántico, a lo largo de los ríos Lari, Telire y Uren, están en el cantón de Talamanca en la Provincia de Limón.  Además de Talamanca, también se encuentra la Reserva Bribri Kékoldi (de 3.900 hectáreas, 210 habitantes, con posesión indígena del 38.5%), en la cuenca del río Cocles, con el asentamiento de Kékoldi.  Fuera de las reservas, habitan los bribris en los poblados de Manzanillo, Puerto Viejo, Talía, Daytonia,  Home Creek y Cahuita. En el lado Pacífico, hemos leído que los y las bribris se ubican en el cantón de Buenos Aires en la Provincia de Puntarenas.  Allí, según un estudio de 1988, se encuentra la Reserva Indígena Bribri de Salitre (de 11.000 hectáreas, 1.285 habitantes, y de 40% posesión indígena), en la cuenca del río Grande de Térraba, con los asentamientos de: Puente, Escalera, Salitre, Palmital, Santa Candelaria, Olán, Calderón, Río Azul, y Yeribaba.  También está la Reserva Bribri de Cabagra en la misma cuenca del Térraba, con los asentamientos de: San Rafael, Brazo de Oro, Las Brisas, Yuabín, San Juan, Capri, y Palmira.

La nación bribri es el resultado del encuentro y fusión de diversos grupos humanos que ascendieron desde América del Sur y que llegaron a territorio hoy costarricense hace unos 5.000 años. Es una nación que se desarrolla de forma propia, sin efectos de invasiones conocidas. Datos etnohistóricos muestran la continuidad geográfica, temporal y cultural de las culturas bribri y cabécar en las regiones que actualmente habitan desde tiempos precolombinos.
En Kéköldi, por el contrario, los fundadores de la actual población vinieron a la costa a partir de los años veinte del siglo XX, buscando trabajo en las plantaciones de cacao de los agricultores de Puerto Viejo y Home Creek. Primero trabajaron como peones y luego se metieron en la montaña para hacer allí sus propias fincas de cacao. Vivían de la agricultura, la caza y de la pesca. En ocasiones se mezclaron con la población mestiza y con los creoles de Limón, una población negra con semejanzas culturales a toda la población gera de la costa atlántica de Centroamérica, pero muy diferenciada de garífunas y mizquitos. 

El patrón de asentamiento tradicional se relaciona con un uso extensivo de los recursos naturales, que necesita de grandes extensiones para la agricultura itinerante, para la caza, la recolección y la pesca. Los espacios se delimitaban por medio de árboles como el cedro o el ceibo o por medio de hileras de caña. Los asentamientos de viviendas se definían por la existencia de alguna colina cercana a una quebrada o un ojo de agua (tum). Estas condiciones convergieron en un patrón de asentamiento sumamente disperso.  En el caso de Shiroles, en donde la economía autóctona dio paso rápidamente al desarrollo de una economía agrícola para el comercio capitalista, el uso de pozos para el agua potable sustituyó la utilización de las quebradas y de los ojos de agua, facilitando que las viviendas pudierana gruparse más.

Bailando, bailando Iriria se convirtió de niña en tierra, en madre tierra:
Las mujereas bribris se consideran parte de Iriria, la niña tierra, que se cayó de los hombros de su padre durante un baile de Sibún y fue amasada por los pies del pueblo, su sangre se convirtió en ríos y su carne en tierra. "La madre tierra somos nosotras también", dice Marivel Iglesias, que agrega: "Tengo una hermosa cultura y un clan donde todas nos reunimos para hacer. No he perdido mi cultura, la he escuchado de mi madre y se la paso a mis hijas. La madre tierra se hizo de una mujer".

1 comentario:

  1. Gozas bailando entre playas, chozas y mujeres.

    Sabes reconocerte en las otras y sabes que sus luchas son las tuyas propias, así como sus triunfos son los tuyos también.

    No me equivoqué al voltear a verte en Voces en Tinta y pensar:

    “Esta mujer es especial”

    Un beso cálido en la mejilla donde quiera que te encuentres.

    ...bailando entre playas, chozas y mujeres.

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