jueves, 14 de octubre de 2010

Isleando por Panamá

14 de octubre de 2010

Nos hemos subido a un barquito después de haber intentado vanamente entablar una relación con las mujeres Ngöbe que, desde el centro de Panamá se han empujado al norte y hoy viven de un lado y otro de las riberas del Sexaola. Ellas esperan a sus maridos fuera de las cantinas donde los hombres se acaban los salarios de toda la familia en alcohol.
De la ribera de los ríos, nos hemos subido a un barquito para adentrarnos en el Archipiélago de Bocas del Toro. Aquí llegó Cristobal Colón en su cuarto viaje y los poblados e islitas nos lo recuerdan con sus nombres: Almirante, Isla Colón, Isla Cristobal....
Ir a snorkelear por los corales o a espiar delfines en las bahías nos parecen opciones al trabajo muy dignas de tomarse en cuenta. Eso sí, no se bañen donde los delfines se acercan en masa para jugar con ustedes. Ellos son muy lindos, pero están en la bahía porque ahí se encuentra su postre favorito: esas medusas o aguas malas que irritan sobremanera la piel de quien entra en contacto con ellas.
La increible y hermosa fuerza de las mujeres bri bri, su alma amazónica, su machete cortando flores o sembrando las milpas, los bananos, la construcción han dado paso al pueblo que vive al lado de sus tierras y que habla otra lengua del mismo grupo chibcha, el pueblo ngöbe.
Las ngöbe no se parecen a sus vecinas. No sólo porque usan un hermoso y bordado traje dizque tradicional bordado en la franja inferior y en las mangas, en realidad una falda y una blusa impuestas por una evangelización iniciada hace 400 años por los franciscanos, que les da un aire sumiso y recatado. No se les parecen  porque no sienten mucho orgullo y alegría por ser mujeres.
En pocas culturas como en ésta es tan abierta y visible la práctica de intercambiar entre hombres a las mujeres allegadas como bienes necesarios para la constitución de un sistema matrimonial de privilegios masculinos.

En Nuestramérica existen alrededor de 670 pueblos originarios a los que pertenecen uno 35 millones de mujeres y hombres. Eso significa que hay por lo menos estructurados 670 sistemas de sexo-género. Si bien, a la larga, todos han asumido características misóginas aprendidas de la cultura hispánica, en particular a través de la evangelización cristiana que ha impuesto la filiación patrilineal y las ideas de virginidad y fidelidad de las mujeres, en algunas sobrevivien elementos más antiguos, que hacen que la vida de las mujeres cambie drásticamente entre los pueblos que tenían una alta valoración de las mujeres y aquellos que sólo las consideran bienes de intercambio.

Entre las mujeres Ngöbes, también conocidas como Guaymies,  las relaciones de parentesco ritual se sostienen en el matrimonio poligámico.
La Ngobe es la única comunidad indígena que conocimos que practica la poligamia. Cada hombre adulto tiene dos, tres o más mujeres. Si alguno se ha casado con una sola, es por pobre y por no ser dotado para trabajar, ya que un hombre se casa con las mujeres que puede mantener. Por supuesto, a los caciques esto les gusta mucho...
Para los hombres ngobe, la poligamia es la forma ideal de matrimonio, pues se vincula con su status social y económico. Un hombre con varias esposas es considerado próspero y de gran calidad social.
Su primer matrimonio es por lo general fruto de una relación de intercambio de hijas casaderas que su padre entabla con otra familia.
Los padres de cada familia aceptan intercambiar a sus hijas para que se casen con los hijos de la familia recíproca. Un hombre cuyo hijo ha cumplido veinte años, se acerca a otro jefe de familia ngobe o guaymí a pedirle una hija como esposa para el suyo; la aceptación involucra su disposición a otorgar una de sus hijas en matrimonio una vez pasada la pubertad.   
Las esposas subsiguientes, por el contrario, un hombre las consigue ya en la madurez, ofreciendo una hermana u otro miembro femenino del lado materno (una prima o una tía joven) de su familia al sistema de intercambio. El compromiso se formaliza con regalos y relaciones parentales o de amistad entre las familias. Entre el hombre y su esposa más reciente puede haber una gran diferencia de edad, lo cual se traduce a veces en divorcio.
Al pasar los años, los hombres haciendo uso de las prácticas poligámicas, comienzan a buscar niñas más jóvenes para que sean las que lo acompañen en su vejez y sustituyan a las mujeres mayores, a las que desplazan cuando envejecen.
Al morir un  hombre con una o varias esposas más jóvenes, su hermano u otro miembro masculino de la familia las hereda. Las mujeres deben aceptar esto y servir al heredero como si fuera el marido inicial.
Las mujeres que componen como esposas una familia poligámica, pueden llegar a tener buenas relaciones entre sí, apoyándose en las labores y en la crianza de los hijos, como competir y llevarse muy mal. Si el marido es rico, tiene varios ranchos para cobijar a sus respectivas mujeres y respectivos hijos; si no lo es, dos o tres esposas comparten la misma vivienda con el esposo y los hijos. La mujer mayor ejerce autoridad sobre las otras y dirige la labor conjunta de todas ellas.
Las amigas de la Universidad de Costa Rica me han contado que algunas mujeres se sienten molestas con el sistema de poligamia; conmigo las ngobe no quieren cruzar palabra. Sólo me dicen que esperan a su marido. Están fuera de una cantina donde varios hombres beben y hablan pocas palabras entre sí. Si lo hacen en español, lo cual es raro, me entero que platican algo de sus hijos. Nada más. Si yo formulo una pregunta directa, bajan la cabeza y se encierran en el mutismo, jalando a los hijos a su alrededor. Es Mónica Quirós la que me ha contado que la queja más recurrente es porque, a veces, el hombre abandona a la mujer por una mujer más nueva y la deja con una carga de niños. Además se dan frecuentes peleas cuando una mujer no quiere compartir al marido con otra mujer, volviendose enemiga de la otra. Esgrimen miedo a contagio de enfermedades sexuales así como su derecho al divorcio.
La mujerngobe que se divorcia debe salir de la casa, llevarse a los niños y  volver a entrar en las dinámicas del intercambio familiar, facilitando que varios hombres sean polígamos temporalmente.

Yo insisto en preguntarles qué están haciendo. Ellas vuelven a negarse a mis preguntas. Quizá les teman a sus maridos, puede ser que lamentarse de la violencia económica y la sumisión sea una traición mayor que ponerles los cuernos.

Sin embargo, hay algo, algo: un gesto de placer, una sonrisa de bienestar, que siempre me ha sorprendido en los rostros de las mujeres enamoradas. No importa si sometidas como las ngöbe, si atrevidas como las bri bri, si religiosas como las menonitas, si acostumbradas a la obedieciencia como la mayoría de las mestizas, cuando una pareja se encuentra abrazada, las mujeres aparentan una felicidad tan grande como los hombres.
Sé que el amor romántico es una trampa, que la mayoría de las veces cuando una mujer se enamora termina pagando un alto precio por la expresión de su deseo de ser amada, y que no hay una caricia pública que perdure, no obstante, en todas las culturas americanas, originarias o transplantadas, la manifestación del cariño inicial en las parejas heterosexuales, es un acto permitido, recurrente, que revela un placer que trasciende (o incluye a todas) las construcciones de los sistemas de género

Hoy volví ver ese algo en el bus que nos llevaba de Almirante a David.
Una pareja ngöbe iba sentada detrás de nosotras, estaban abrazados: en el rostro de la mujer se leía una serenidad sin miedo, un placer de estar cerca del hombre, de fundirse en un abrazo con él que se parecía muchísimo a la cara de ensoñación de él. ¿Ese algo sólo existía porque ambos conocían las reglas de su cultura y su abrazo no las ponían en juego? A final de cuentas, toda heterosexualidad se encuentra normativizada. ¿O hay en la expresión amorosa un algo que trasciende la construcción de género?

Mejor renunciamos a investigarlo y nos tomamos otro día de vacaciones.

lunes, 11 de octubre de 2010

Una Costa Rica Bri Bri

Desde que con Mónica Quirós tuvimos la oportunidad de conocer y acceder a una comunidad de mujeres Bri Bri, en la Municipalidad de Talamanca, cerca de la frontera con Panamá y frente al mar Caribe, Costa Rica se nos ha abierto a su complejidad nuestroamericana, indígena y negra, antigua, calculable en miles de años de cultura.
No es que no nos interese la Costa Rica socialdemócrata que ha dado a Mesoamérica el único país de la región con seguridad social, medicina pública, agua potable y un real acceso a la educación para todas y todos. No es que no nos interese la Costa Rica de los derechos humanos, en particular la de los esfuerzos de Alda Facio para que los derechos humanos de las mujeres sean reconocidos como derechos que todas y todos deben respetar. Sabemos como las mujeres y los hombres de Costa Rica que estos 60 años pueden ser borrados de la historia si no se defienden de las consecuencias de los Tratados de Libre Comercio (TLC) y la economía de explotación global que su gobierno acaba de suscribir.
Lo que nos sucede es que la Costa Rica que se nos hace más interesante es el fruto de 5000 años de historia, la Costa Rica que se ha ido conformando por poblaciones chibchoides que han desarrollado una rica cosmogonía y complicadas relaciones socio políticas, económicas, ecológicas y sexuales entre clanes de filiación matrilineal fundados por Sibú, el dios creador y heroe cultural que partió en dos unas cuantas semillas, semillas de clanes matrilineales que según su ubicación pueden casarse entre sí o tienen prohibido el cruce sexual, según un complicado código de incestos sociales.

Con Helena hemos llegado a la Municipalidad de Talamanca para pasarnos unos días de descanso en Puerto Viejo. A los tres días estamos recuperadas y salimos a primera hora hacia BriBri, uno de esos pueblos nuevos nacidos de las reagrupaciones indígenas en tiempos de modernización. A pesar de la naturaleza que la rodea la aldea grande de Bri Bri no es más que un lugar inhóspito con dos o tres restaurantes, un internet café, jovencitas que pasean agarradas del brazo, una oficina de la Cruz Roja y una de la policía. Nada excepcional, más bien caliente, poco agradable para quien como yo no gusta de sudar.
Pero............
 De ahí nos dirigimos a un cruce del río grande, ese Telire que tanta importancia tiene para este pueblo de agricultoras y navegantes.
Y sí, en panga cruzamos a la Reserva Bribri de Talamanca, con sus 43.690 hectáreas de las que 65% son posesión indígena (lo que en México llamamos propiedad comunal). Aquí unos 6.500 habitantes viven en la cuenca del río Sixaola, en asentamientos de nombres sonoros: Sipurio, Suretka, Amubre, Sepecue, Shiroles, Bris, Katsi, Atalanta, Urén, Coroma, Soró Kichá, Vesta, Chase, Talía, Paraíso, Sixaola, Piedra Grande, Watsi, Fields, Telire, Bordon, Concepción de Atalanta, Akberie, Bratsi, Mojoncito, Shiroles, Lari.... 

En Suretka cruzamos el Telire. La panga debe esforzar al máximo su motor de 40 caballos para que el río no la arrastre. El telire está en llena. Las mujeres del Centro de Capacitación Iriria Arakorpa U, en cuya casa de Amubre dormiremos,  todavía recuerdan cuando hace tres años se llevó casas, comunidades, fincas familiares y esos cultivos colectivos que un grupo había iniciado hacían unos quince años, sembrando árboles de cacao, de plátano, de banano, y un poco de arroz, maíz y frijolles. Todo orgánico: las bri bris están orgullosas de ser mujeres y de ser amantes de la tierra niña, de Iriria, que es mujer y con la que comparten la esencia. No le tienen miedo al trabajo físico, saben manejar el machete, sembrar, sudar al sol, y no le tienen miedo a cargar pesas, transportar árboles, manejar pangas y tractores (que aquí se llaman ¡chapulines!).
El Telire está vez no se va a desbordar. El clima es de cerca de 30 grados, muy húmedo, pero no las grandes amenazas de lluvia han pasado.

Para el día siguiente, en Amubre nos invitan a una reunión de mujeres en la comunidad de Shuabb. Vamos con compañeras feministas de la Universidad de Costa Rica. A las 6 de la mañana tomamos un bus  para volver a cruzar el Telire, de ahí en bus subimos a una casa de la comunidad de Bambú donde dejamos la mochila. La casa es de un hombre que con 15 personas de su clan ha organizado el centro turístico indígena y ecológico de Ditsöwoü, que significa Encuentro de Culturas en lengua bribri. El centro puede hospedar desde una hasta 75 personas en ocho palapas de techo de suita, una especie de palmera de hoja grande, y de pisos de chonta y de jira, más algunas maderas de aprovechamiento, es decir maderas recicladas de las que lleva el río en sus crecidas o las que ruedan con las lluvias desde los montes. Por 40 dólares se come tres veces al día comida bribri, se duerme y se pasea bajo las estrictas reglas de una "ética turística" que implica la bienvenida de las y los visitantes y el respeto que éstos le deben a los lugares donde son conducidos por guía indígenas, mujeres u hombres: caminatas hasta cascadas, cultivos, montañas, a pie, a caballo.... Turismo indígenas en un paraiso terrenal invadido de miles de bichos picadores. Por favor, nada de Aután y productos no compatibles; de todos modos hay cremas y ungüentos locales de mejor calidad.
El tursimo indígena impone que todo se comparta y los beneficios que Ditsöwoü genera van en beneficio a los proyectos de defensa ecológica de la región, a las escuelas de Bambú y al sostén de actividades culturales.
De Bambú caminamos una vez más hasta el río Telire. Llegar en panga hasta aquí nos hubiera costado dos horas de remo. En el río nos espera Marivel Iglesia, una especie de amazona bri bri de rostro firme, cuerpo delgado y fuerte, capaz de cargar un árbol y de cortar matas de banano con u n sólo machetazo. Se ríe, llama, organiza, pone sobre aviso, cuenta, todo con la aceptación de las demás.Con las otras mujeres que en los últimos años se han organizado para la defensa de sus derechos económicos y el derecho a una vida sin violencia en la pareja y la comunidad, nos ayudan a cruzar en panga a remos el río. El remero, un hombre anciano, empuja el barquito escarbado en un único tronco por las orillas del río y luego lo empuja hacia el centro para lograr cruzarse más o menos a la misma altura de donde salimos en la otra orilal.
Caminamos otra hora hasta Shuabb. En la escuela, el taller sobre los derechos de las mujeres es un éxito. Junto con la psicóloga de la Universidad de Costa Rica, als mujeres Bri Bri han organizado dinámicas de reconocimiento de sus derechos y los nombran comprometiéndose a defenderlos unas para otras.
La comida es espléndida, a base de "rabo de mono", algo que a pesar del nombre y para mi suerte de vegetariana resulta ser una hierba ene spiral con un sabor delicioso, lejanamente semejante al espárrago, pero mejor..... Claro, no podía faltar el chancho. me miran como si estuviera loca cuando explico que no como ninguna carne, que para comer no necesito matar!!!
Aquí como en los mejores restaurantes de México, Roma, Buenos Aires o Nueva York eso de depositar cadáveres de animales en el plato es una costumbre reprobable. 
pero volvamos a las y los Bri Bri:

Por su familia lingüística pueden ser clasificados como una nación Chipcha-Talamanca-Bribri, con los dialectos de Salitre-Cabagra, Amubre-Katsi, y Coroma. La lengua Bribri es muy cercana, pero a veces no mutuamente inteligible al cabécar, la lengua de un pueblo cercano, con el que comparten aspectos culturales.  También se relaciona con las lenguas Guatuso y Teribe.

El nombre Bribri quizá se derive de la palabra “valiente” en bribri, que se escribe dri-dri y significa literalmente duro-duro, lo que se equivale en significado a fuerte o valiente. No es un nombre antiguo, quizá se use sólo desde el siglo XIX, y antes este pueblo se llamara más simplemente Talamanca, como la región en la que viven.
Las mujeres y hombres bribris fueron conocidos por los conquistadores y colonizadores hispanos por el nombre de cada uno de sus clanes de filiación. Éstos se dividían territorialmente y los españoles los consideraron pueblos distintos.  El nombre Ara, que una vez fue aplicado a parte de la población de Talamanca, puede ser de origen bribri, por el parecido que en esa lengua tiene con aLà (hijo) y con alá (trueno) siendo la L un sonido bribri algo semejante a la r del español (esa r tan rara de las y los ticos que a primera parece hacerlos hablar como gringos....)
Hay zonas como Duy, en las partes limítrofes entre Costa Rica y Panamá, cuyo nombre puede derivarse del bribri dài (puro barro). Y sí que hay barro!!!

Las y los bri bris hoy son poco más de 10 mil personas que viven en la cordillera de Talamanca que abarca la Vertiente del Atlántico, así como la del Pacífico.
En el lado Atlántico, a lo largo de los ríos Lari, Telire y Uren, están en el cantón de Talamanca en la Provincia de Limón.  Además de Talamanca, también se encuentra la Reserva Bribri Kékoldi (de 3.900 hectáreas, 210 habitantes, con posesión indígena del 38.5%), en la cuenca del río Cocles, con el asentamiento de Kékoldi.  Fuera de las reservas, habitan los bribris en los poblados de Manzanillo, Puerto Viejo, Talía, Daytonia,  Home Creek y Cahuita. En el lado Pacífico, hemos leído que los y las bribris se ubican en el cantón de Buenos Aires en la Provincia de Puntarenas.  Allí, según un estudio de 1988, se encuentra la Reserva Indígena Bribri de Salitre (de 11.000 hectáreas, 1.285 habitantes, y de 40% posesión indígena), en la cuenca del río Grande de Térraba, con los asentamientos de: Puente, Escalera, Salitre, Palmital, Santa Candelaria, Olán, Calderón, Río Azul, y Yeribaba.  También está la Reserva Bribri de Cabagra en la misma cuenca del Térraba, con los asentamientos de: San Rafael, Brazo de Oro, Las Brisas, Yuabín, San Juan, Capri, y Palmira.

La nación bribri es el resultado del encuentro y fusión de diversos grupos humanos que ascendieron desde América del Sur y que llegaron a territorio hoy costarricense hace unos 5.000 años. Es una nación que se desarrolla de forma propia, sin efectos de invasiones conocidas. Datos etnohistóricos muestran la continuidad geográfica, temporal y cultural de las culturas bribri y cabécar en las regiones que actualmente habitan desde tiempos precolombinos.
En Kéköldi, por el contrario, los fundadores de la actual población vinieron a la costa a partir de los años veinte del siglo XX, buscando trabajo en las plantaciones de cacao de los agricultores de Puerto Viejo y Home Creek. Primero trabajaron como peones y luego se metieron en la montaña para hacer allí sus propias fincas de cacao. Vivían de la agricultura, la caza y de la pesca. En ocasiones se mezclaron con la población mestiza y con los creoles de Limón, una población negra con semejanzas culturales a toda la población gera de la costa atlántica de Centroamérica, pero muy diferenciada de garífunas y mizquitos. 

El patrón de asentamiento tradicional se relaciona con un uso extensivo de los recursos naturales, que necesita de grandes extensiones para la agricultura itinerante, para la caza, la recolección y la pesca. Los espacios se delimitaban por medio de árboles como el cedro o el ceibo o por medio de hileras de caña. Los asentamientos de viviendas se definían por la existencia de alguna colina cercana a una quebrada o un ojo de agua (tum). Estas condiciones convergieron en un patrón de asentamiento sumamente disperso.  En el caso de Shiroles, en donde la economía autóctona dio paso rápidamente al desarrollo de una economía agrícola para el comercio capitalista, el uso de pozos para el agua potable sustituyó la utilización de las quebradas y de los ojos de agua, facilitando que las viviendas pudierana gruparse más.

Bailando, bailando Iriria se convirtió de niña en tierra, en madre tierra:
Las mujereas bribris se consideran parte de Iriria, la niña tierra, que se cayó de los hombros de su padre durante un baile de Sibún y fue amasada por los pies del pueblo, su sangre se convirtió en ríos y su carne en tierra. "La madre tierra somos nosotras también", dice Marivel Iglesias, que agrega: "Tengo una hermosa cultura y un clan donde todas nos reunimos para hacer. No he perdido mi cultura, la he escuchado de mi madre y se la paso a mis hijas. La madre tierra se hizo de una mujer".

Costa Rica (fotos)

En Amubre, Costa Rica



 




 La pasada


 Los bananos!!!!








 Pura vida












jueves, 7 de octubre de 2010

PURA VIDA

Un consejo para sobrevivir a Centroamérica: toménse al final del viaje una semanita de vacaciones en la costa atlántica de Costa Rica.
Parece Belice, pero es más grande y la selva es más alta. Verde, verde, verde. Los buses llegan a tiempo, no hay que comer necesaria y repetitivamente grasa frita como en el resto de Centroamérica so pena de ofender a las amigas que veneran, cual si fuera el dios de la libertad, el exceso de carbohidratos y los hotelitos son baratos, silenciosos, no pretenciosos y limpios.
Pura vida.
La bicicleta se rentan.
La bicicletas se pedalean, los kayaks se reman, la madre mar se nada, las playas se recorren: nadie te obligará a estar sentada a fuerza para demostrar que estás de vacaciones.
Aquí no es pecado hacer deporte.
Aquí no es pecado reirte fuerte.
Ni caminar. Ni leer. Ni broncearte. Nadie te dará consejos con voz de preocupación (o de fin de mundo, o de próximo cáncer de la piel, o de que te ves tan cansada que seguramente no te sientes bien....) para arruinarte el placer de hacerlo. Nadie te hablará si tú no tienes ganas de que te hable.
La gente sonríe, es políticamente empeñada en la defensa de los ríos contra las represas hidroeléctricas, en la defensa del aire, de los bosques, de lo que significan para las culturas nativas, en particular la Bri Bri que se ha organizado en la lucha contra la minería a cielo abierto. Como en Wirikuta, como en todos los lugares sagrados de pueblos que caminan para defender el derecho a la vida de todos los seres vivos.
Claro, todas las ticas y los ticos se lamentan de lo mucho que han perdido con el TLC y las políticas neoliberales. La escuela ha empeorado y el servicio médico. Aquí como en Italia, en Canadá y en Grecia. Costa Rica no está a salvo de los intentos de privatizar el agua, el aire y el cielo, con su relativo encarecimiento, pero sus habitantes intentan resistir. De repente hasta tienen un diputado honesto que logra, si no parar, por lo menos retrasar un año el TLC, como en efecto sucedió.
Ahora el problema es la excusa universal que esgrime la presidenta Chichilla para atraer a la tropas y los marines gringos: el narcotráfico. Nadie cree en él, o a nadie le preocupa el narco, pero sí que políticas internacionales de reducción de libertades locales se escudan tras él. Los fantasmas de Colombia y de México asustan.
Todo mundo nos pregunta porqué en México los indios se matan entre sí. Sic y más sic: eso es lo que se ve de México en el mundo, un montón de indígenas (sic, sic, sic) disparándose unos a otros.
Pues si, la historia de la UBISORT aquí se lee de otra manera que la de quien sabe que la UBISORT fue fundada por el partido de gobierno. Pero la UBISORT la conforman triquis así como son triquis los del MULT y el MULTI. Indios disparando sobre indios.
Luego nos preguntan por las masacres de indocumentados.
Por los asesinatos de sicarios.
Por las muertes de las personas que deambulan por la calle.
El fantasma de México es el que hace BUUUUUU a los que le temen a la narcotización de la política y el ejército.
En Cosra Rica nos hemos topado con que en los pueblos se organizan partidos cantonales de gente interesada en la solución de un problema común; juntos se enfrentan y a veces ganan las políticas y los cargos municipales: para algunos lugares es más importante lograr parar una minera canadiense o una compañía eléctrica francesa que llenarse la boca de ideas socialistas.
Los pueblos de Costa Rica se mezclan. Si en el norte sus lenguas todavía pertenecen al grupo yuto-azteca en el sur son del grupo chibcha. Las mujeres hoy no son ni sacerdotisas ni curanderas, pero la cultura Bri Bri es matrilinear y matrifocal y algunas mujeres se preguntan si no dejaron de ser curanderas con la conquista, cuando los españoles enseñaron a los hombres a odiar a las mujeres.
La cámara de Helena se ha descompuesto, tendremos que llegar a Panamá para repararla. Ella llora por las bellezas que nos perdemos de retratar.
Mañana subiremos a una feria ritual del pueblo Bri Bri, por las montañas de Talamanca. Quizá descubriremos como subir videos al blog. Quién sabe.
He descubierto unas ensaladas tan ricas..... Y Helena un brownie que vale la pena paladear con un buen café al volver de la playa.... ¿al caer el sol? Por Puerto Viejo se lavantan los tambores. Agradezco a la vida que Jessica en Honduras me haya prestado Los hijos de Anansi de Gaiman: una novela esplédida que había que leer aquí. Si, son los cuentos los que han hecho el mundo.

Nicaragua, Nicaraguita

NICARAGUITA Chooocho
Positivo:
Se puede beber agua de la llave
La casa de los hermanitos Mejía Godoy sigue estando donde siempre estuvo

El campo ha vuelto a producir y ser habitado gracias a apoyos estatales. Se ha reducido la inmigración interna hacia las zonas marginales de las ciudades mayores. Nicaragua vuelve a ser el granero de América Central.

Ha disminuido el saqueo de los bienes naturales
Negativo
Daniel Ortega
El cartel de Daniel Ortega, que se cree el continuador de Darío y Sandino, en el que afirma que Nicaragua es “cristiana, socialista y solidaria”. La palabra "cristiana" en boca de un gobernante me da más asco que en boca de un cura.
Lo bello
El país, la gente, los flamboyanes
Lo feo
El machismo que le permite a Daniel Ortega hacer que su hijastra tuviera en dos ocasiones que retirar la denuncia contra él por haberla violado durante 8 años; que le permite a los padres de familia violar a sus hijas, golpear a sus esposas, tener la bendición del cura y del gobernante.
El machismo de la iglesia católica que ha llevado a que Nicaragua viole los derechos humanos al prohibir el aborto en todas sus formas y por cualquier motivo. En pocas palabras: no hay remedio a un embarazo ectópico, tendrás que morir con los ovarios reventados.
 El machismo de estado que hace que la violencia intrafamiliar y la violencia feminicida, como en toda Mesoamérica, no sean investigadas.
Lo triste
Mirar la belleza de los rostros y saber que tuvieron una esperanza. Una esperanza revolucionaria, un sueño donde toda la gente es digna, una voluntad de construir un mundo mejor para la señora del vigorón y la de las aguas heladas, la niña poeta, el soldado. Una esperanza, un sueño y una voluntad que iniciaron a construir la alegría revolucionaria. Que el imperialismo mató, junto con cientos de miles de jóvenes nicaragüenses en camisa verde, jovencitos de 18 años que partían por el servicio de leva. Pinches gringos, pinches gringos, pinches gringos… Hace 4 días Hillary Clinton, con la cara compungida de alguien que debe demostrar arrepentimiento, no reconoció que Estados Unidos preparó, financió, fomentó y organizó el golpe de Estado contra el presidente Árbenz en Guatemala en 1954, sino que Estados Unidos para llevar a cabo sus propias investigaciones inoculó desde la década de 1940 la infección de sífilis entre los pueblos indígenas en Guatemala.
Nicaragua todavía está triste.  
Por lo menos, que los gobiernos neoliberales apoyados por Estados Unidos tuvieran el poder durante 16 años (1990-2006), puso fin a la guerra de masacre que éstos sostenían contra las y los nicaragüense desde allende las fronteras con Honduras y Costa Rica.
Los neoliberales saquearon el país que habían ganado en las urnas mediante un jueguito que se conoce toda América latina (si no votas por mí te vas a morir de hambre, si no votas por mí no vas a tener televisión idiotizante, si no votas por mí nunca podrás comprarte 40 pares de zapatos -aunque tengas los pies descalzos ahora-, si no votas por mí no tendrás trabajo, si no votas por mí los comunistas se van a llevar a tus hijos a Cuba -a lo mejor para estudiar medicina o ser curado, ah, eso sí que no lo dicen).
Saquearon al país, lo volvieron a perder en las urnas. Contra ellos cayó un voto desesperado, rabioso, de manera que la gente votó contra el neoliberalismo olvidando exigir a quien iban a elegir que los diferentes sectores de la población tuvieran formas de expresar sus deseos, proyectos y necesidades (por ejemplo, las mujeres, leyes que les den su lugar en la sociedad).

En Nicaragua es triste ver en qué se ha convertido la esperanza revolucionaria.
Nos queda el consuelo que al no haberse aferrado al poder, los sandinistas reconocieron en 1990 su derrota electoral y le ahorraron al pueblo 40 años de masacres como las que le sucedieron al derrocamiento de Arbenz en Guatemala.
Muy triste es hoy ver a los carteles con la cara abotagada de Daniel Ortega, asqueroso estalinito bananero.
Caro
Es caro entrar y salir de Nicaragua. 10 dólares entrar, 3 salir, aún por tierra.

sábado, 2 de octubre de 2010

Calles escritas de Tegucigalpan (fotos)

Feministas en Resistencia


Sí Constituyente, FNRP - MMV

No al cierre de la UNAH (Universidad Nacional Autónoma de Honduras)

Cría chepos y te sacarán los ojos

Alto a la guerra contra el pueblo y Viva el Aguan - URP


Juventud palante - Reconstrucción Morazanista

Amigas en Honduras (fotos)




Día de la vacunación